lunes, 1 de febrero de 2010

Papas del siglo XX: S.S. Juan XXIII

Angelo Giuseppe Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881, en Sotto il Monte, pueblito que dista 12 kilómetros de Bérgamo, al norte de Italia. Ésta es una tierra que vio florecer numerosos y modélicos cristianos gracias a la labor evangelizadora realizada por San Alejandro, mártir, XVII siglos atrás: su sangre derramada por la fe sería allí semilla de innumerables cristianos.



Él era descendiente de una familia campesina, profundamente católica, humilde y a la vez muy numerosa: eran trece hermanos, de los cuales él era el tercero. Fue este el ambiente en el que se iría forjando una personalidad con la que cautivaría a sus feligreses y al mundo entero.
Angelo asistió a la escuela de su pueblo. Por aquél tiempo integró el grupo de monaguillos. Ya desde que tuvo conciencia experimentó el llamado del Señor al sacerdocio pues nunca, como confesó él mismo poco antes de su tránsito, hubo momento alguno en que hubiese deseado otra cosa. Sin duda este deseo se reflejó ya desde niño en sus actitudes.
A los once años, fue tempranamente admitido en el seminario de Bérgamo. Por su precoz madurez y su evidente vocación.
Esta inclinación tan temprana de ningún modo significó que para él la lucha hubiese sido fácil y sencilla.
A Giuseppe, alumno inteligente y aprovechado, le fue concedida en 1901 una beca para ampliar sus estudios teológicos en el Ateneo Pontificio de San Apolinar, en Roma. El año siguiente tuvo que interrumpir sus estudios para realizar el servicio militar, obligatorio por entonces aún para clérigos, siendo incorporado al regimiento de infantería militar de Bérgamo.
El 10 de agosto de 1904 es ordenado sacerdote, y su primera Misa la ofició al día siguiente en la Basílica de San Pedro.
el Padre Roncalli vuelve a Bérgamo para trabajar al lado de su Obispo, Mons.
Con el estallido de la primera guerra mundial, en 1914, se incorpora en Bérgamo al ejército, ofreciendo su servicio primero en la pastoral sanitaria, y a partir de 1916como capellán militar.

Al ir acercándose el final de la guerra, el Padre Roncalli es nombrado director espiritual del Seminario de Bérgamo. Un año después, en enero de 1921 es llamado a Roma para trabajar en la Congregación para la Propagación de la Fe. Es nombrado por Benedicto XV "Prelado Doméstico de Su Santidad".
En marzo de 1925 el Sucesor de Benedicto XV, Pío XI, lo nombra Visitador Apostólico en Bulgaria, una nación mayoritariamente ortodoxa y con un Estado confesional ortodoxo, donde los católicos apenas bordeaban las 40.000 personas.
En 1934 es nombrado Delegado Apostólico para Turquía y Grecia, por lo que se traslada a Estambul primero, y en 1937 a Atenas.
El 6 de diciembre de 1944, en un momento muy delicado que exigía de gran tacto y habilidad diplomática, el Papa Pío XII lo nombra Nuncio en París, a donde llega el 1 de enero de 1945. En los ocho años que duraría su labor como Nuncio Mons. Roncalli supo ganarse la estima de los franceses.



En enero de 1953 el Nuncio de París, cuando contaba ya con 71 años, es nombrado por el Papa Pío XII Cardenal y Patriarca de Venecia, una Diócesis pequeña pero muy importante. Una nueva etapa se abría entonces para él en su vida: el servicio pastoral directo.

Siempre espontáneo y cercano en el trato con la población y con el clero, desplegó también en Venecia su notable celo pastoral. Paternal y bondadosamente supo conducir por el camino de la virtud cristiana a la grey encomendada a su cuidado.